sábado, 8 de marzo de 2014

Relato Erótico: Umbral

Relato Erótico: Umbral

Me he excitado al pensar en ti atravesando el umbral de mi puerta, en recibir el estímulo de tu piel enfundada en esa blusa blanca y tus pantalones ceñidos.

Me he enemistado con tus botas que entorpecen a mi deseo de arrancarte la ropa.

No existe paisaje mejor que aquel que me sitúe detrás tuyo, permitiéndome besar tu cuello, morder tu trapecio, mientras mis dedos se hunden en tus muslos a medio descubrir.

Tu espalda se arquea alejándose de mi vientre, provocando que tu culo compruebe la extensión de mi deseo.

Deseo que se convierte en auténtica necesidad cuando desabrochas tu blusa.

Adoro que sepas que tu cuerpo me afecta.

Adoro que sepas desatar ese poder.

Adoro que mis dedos y mi lengua compitan por acudir al socorro de tus pezones recién descubiertos.

Tu jadeo cálido confesado a mi oído es música que modifica mi actitud en cada nota. Guía mi placer por un sendero de vida.

Sostenme eterno. Por favor no acabes. Sálvame ahogándome. Déjame comer con las manos.

Aferrarme al comienzo de tus piernas para obligarte a sentir mi lengua, mi boca, mi hambre que sólo tus espasmos calma.

Me he enamorado al pensar en mi abrazándote en el umbral de tus orgasmos. En mi dedo atrapado en tus dientes. En el desorden rítmico de nuestros instintos.

Que tus fluidos me halaguen. Me llamen. Me pidan. Me exijan. Que pensar en estar dentro tuyo me obligue a dejar de escribir.

Esto te advierto: te quiero libre. Así que tan importante es que no cruces el umbral sin desearlo tanto como yo, como que intuyas lo que te espera si lo cruzas.